Lluvia...
...La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne....
Federico García Lorca.
Hace ya más de 24 horas que está lloviendo. En mi hoy más que nunca lejanísimo Veracruz, es cosa de siempre esto de la lluvia continua. Pero en estas tierras del norte ya nos estamos inundando.
Contra la prohibición de no salir de casa, esta casa que no termina nunca de estar en orden, tomé mi impermeable y me puse a andar. Me escapé un rato de ella y sus gritos. Mi perro me miró con más angustia que mi mujer cuando partí.
No estuve mucho tiempo lejos. Caminé un rato y logré que el agua chicoteara mi rostro para hacerme sentir que había magia en esto de estar viva. Lo logré por breves instantes, hasta que regresé y volví al grito y al portazo. No siempre es así, pero estos últimos días no hemos tenido tregua.
Como si no bastara, no sé qué hacer con estos 31 años de vida que no me dejan de dar vueltas en la cabeza. Esa "nostalgia terrible de una vida perdida" y este sentimiento cansado de rebeldía inútil ante un mundo que funciona para todos menos para mí me abruman hasta más no poder. Estoy cansada.
...La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne....
Federico García Lorca.
Hace ya más de 24 horas que está lloviendo. En mi hoy más que nunca lejanísimo Veracruz, es cosa de siempre esto de la lluvia continua. Pero en estas tierras del norte ya nos estamos inundando.
Contra la prohibición de no salir de casa, esta casa que no termina nunca de estar en orden, tomé mi impermeable y me puse a andar. Me escapé un rato de ella y sus gritos. Mi perro me miró con más angustia que mi mujer cuando partí.
No estuve mucho tiempo lejos. Caminé un rato y logré que el agua chicoteara mi rostro para hacerme sentir que había magia en esto de estar viva. Lo logré por breves instantes, hasta que regresé y volví al grito y al portazo. No siempre es así, pero estos últimos días no hemos tenido tregua.
Como si no bastara, no sé qué hacer con estos 31 años de vida que no me dejan de dar vueltas en la cabeza. Esa "nostalgia terrible de una vida perdida" y este sentimiento cansado de rebeldía inútil ante un mundo que funciona para todos menos para mí me abruman hasta más no poder. Estoy cansada.
Está por amanecer. Tengan ustedes un productivo jueves laboral.
Respondan la pregunta del comentario.
Por aquí andamos...
No hay vidas perdidas. Así que a tus 31 años no te sientas perdida. A veces solo hemos caminado demasiado en forma recta y sólo necesitamos una curva peligrosa.
ResponderEliminarSolos de vez en cuando, bajo la lluvia o el frío, despersonalizarse un rato y perder el rol... cosa sana para la enfermedad de ser alguien todos los días.
ResponderEliminarUn abrazo.
El café me gusta negro, con espesura y una leve espuma al borde. Nada de aromas agregadas
Gracias Yvette, pero creo que las curvas deben aparecer... y me desespera que no esté sucediendo.
ResponderEliminar-
Caro, entendido y anotado. No agregaré aromas. Ponle fecha pronto. Besos.